Hace unos años cogí una siempreviva de un muro, la llevé a casa y la dejé junto a unas tejas. En pocas semanas vi cómo había enraizado y duplicado su tamaño en un lugar en el que apenas tenía tierra.
Desde entonces me fijo en las diferentes variedades, las recojo y en casa en seguida se adaptan al lugar donde las colocamos.
Es sorprendente su capacidad de adaptación, resisten temperaturas extremas, no necesitan agua, ni siquiera tierra...puede parecer incluso que están muertas, pero sólo están esperando a que mejoren sus condiciones de vida. Con un poco de tierra y agua su desarrollo es espectacular e incluso te sorprenden con increíbles flores.
Vive adaptándote a las circunstancias de cada momento, es lo que parece decirnos. Si son favorables, desarróllate, florece. Si son adversas, espera, descansa. Por si fuera poco, me cuentan que esta planta atrae el magnetismo y es muy positivo tenerla en casa.
Hace poco he conocido a alguien al que también le interesan las siemprevivas y que, además, me ha regalado un montón de variedades que yo no tenía. Con ellas mi hija ha montado un pequeño jardín
.
Hola Lorena, me ha gustado mucho tu cuento. Nos veremos pronto. Un beso, Ellen
ResponderEliminar