Estos últimos meses he pasado mucho tiempo fuera del taller, mejor diría que ni me he acercado por allí. Ha sido un tiempo de intenso trabajo en equipo, de estar rodeada de gente, de niños, de hablar constantemente...algo que, aunque me gusta, no suelo hacer de manera habitual. Mi día a día es trabajar en silencio y soledad.
Estos meses he disfrutado mucho y trabajar en equipo es un lujo, especialmente si cuentas con una excelente compañera. Pero tenía unas ganas enormes de quedarme sola y en silencio en mi taller, era mas bien una necesidad.
Durante este tiempo han ido apareciendo nuevas ideas sobre las que trabajar, todas están anotadas. Ahora no sé por donde empezar, toca seleccionar, probar, descartar, mejorar...y no hay tiempo.
De momento me dejo guiar por un primer impulso y mi mesa se llena de hierbas y cuencos.